Mag. Gerardo Mendive: Perdidos y orientados en este laberinto del mundo actual.

La educación lleva tiempo y esto entra en conflicto con el ritmo de vértigo de la vida contemporánea. Al respecto señala Alejandro Dolina: La  velocidad  nos  ayuda  a  apurar  los  tragos  amargos.  Pero  esto  no  significa  que  siempre  debamos  ser  veloces.  En  los  buenos  momentos  de  la  vida,  mas  bien  conviene  demorarse.  Tal  parece  que  para  vivir  sabiamente  hay  que  tener  mas  de  una velocidad. Premura en lo que molesta, lentitud en lo que es placentero. Entre las  cosas  que  parecen  acelerarse  figura  -inexplicablemente-  la  adquisición  de  conocimientos.  En  los  últimos  años  han  aparecido  en  nuestro  medio  numerosos  institutos  y    establecimientos  que  enseñan  cosas  con  toda  rapidez:  “….haga  el  bachillerato  en 6  meses,  vuélvase  perito  mercantil  en  3  semanas,  avívese  de  golpe  en  5  días,  alcance el doctorado en 10 minutos…

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